Hace un siglo, los relojes que brillan en la oscuridad eran una novedad irresistible. Las caratulas o indicadores eran cubiertos con una pintura luminosa especial, brillaban todo el tiempo y no necesitaban cargarse a la luz del sol. Parecía magia. Una de las primeras fábricas en producir estos relojes abrió sus puertas en Nueva Jersey en 1916. …
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