Apenas subiste a un ladrillo y ya te dio mal de montaña. El carbón que ha sido lumbre, con facilidad se enciende. A la mejor cocinera se le queman los frijoles. A las once, una, y a la una once. A palabras de borracho, oídos de cantinero. Ay, amor, cómo me has ponido: flaco, ñango y descolorido. Ay, reata, …
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