¿Qué son?
Como consecuencia de situaciones desagradables en nuestra vida podemos sufrir experiencias dolorosas que nos cuesta más trabajo resolver.
Al igual que las heridas físicas que dejan cicatrices en nuestro cuerpo, las heridas emocionales dejan cicatrices que se pueden ver manifestadas en la actitud y la personalidad de la persona que las padece. Esto ocurre sobre todo cuando dejamos pasar nuestros problemas emocionales pensando que se resolverán por sí solos con el paso del tiempo.
¿Cómo Nacen?
Las heridas emocionales se producen cuando un determinado acontecimiento o situación cercano nos genera una emoción intensa de dolor, rabia, tristeza, miedo, desesperación, pánico,… y no lo resolvemos de manera adecuada.
El sentir emociones negativas a lo largo del paso del tiempo entra dentro de la normalidad. El problema comienza cuando no somos capaces de resolver la situación y el dolor que nos genera queda fijado en nuestro interior, lo cual con el paso del tiempo acaba provocando una herida.
Creemos que el tiempo lo cura todo pero cuando hay heridas tan profundas como algunas heridas emocionales, lo único que conseguimos es hacerlas más graves. Muchas veces creemos que con el paso del tiempo seremos capaces de cerrar la herida pero no es así. Nos acostumbramos a vivir con esa carga pensando que con el tiempo lo olvidaremos y no nos damos cuenta que cada vez somos menos capaces de enfrentarnos a ello.
¿Cómo se detectan las cicatrices o heridas emocionales?
Es similar a las cicatrices reales, las vemos en nuestro cuerpo y recordamos como se hizo, cuanto dolió, etc. Cada vez que “vemos la cicatriz emocional” hacemos un repaso de manera inconsciente del suceso, situación o persona que nos hizo daño. De este modo cuando accedemos al recuerdo, activamos las heridas y las emociones que se encuentran asociadas. Volvemos a sentir miedo, rabia, impotencia… e incluso se puede perder el control de las propias emociones
¿Qué son las emociones?
Cuando vivimos experiencias dolorosas, las emociones toman el control de la situación, nos impiden ser objetivos y racionales y hacen que nos sumamos en la más absoluta tristeza, rabia y demás sentimientos negativos. Nos creemos incapaces de aceptar y afrontar la situación y cada vez que la recordamos aparecen de nuevo los problemas en la autoestima y el resentimiento.
El pasado a veces vuelve en forma de heridas emocionales cuando no conseguimos interiorizar eso que tanto daño nos provocó hace tiempo. Las heridas emocionales del pasado vuelven atacando nuestra autoestima y personalidad en forma de inseguridades y miedos haciendo que a veces nos comportemos de manera más agresiva con los demás, perdamos el autocontrol en determinadas situaciones,…
Heridas emocionales en la infancia, ¿cómo se producen?
Durante los primeros años de vida o incluso durante las primeras experiencias es cuando se producen las primeras heridas emocionales e incluso a veces, las heridas más profundas y que más marcan el desarrollo y la personalidad de las personas. A veces se trata de creencias tan fuertes que impiden el desarrollo y el avance en el momento presente afectando a nuestras emociones cuando somos adultos.
Entre las heridas más frecuentes producidas en la infancia podemos encontrar las siguientes (entre muchas otras):
Miedo al abandono producido cuando alguna de las figuras de apego no responde como protección frente a los miedos e inseguridades del niño. Esto genera heridas emocionales como inseguridad y dependencia emocional en la vida adulta.
Miedo al rechazo y a la traición ocasionado cuando los niños sienten que sus padres, amigos o figuras más cercanas les rechazan por diversos motivos y/o cuando sienten que se les prometen muchas cosas pero nunca se cumplen. Esto ocasiona que en la vida adulta esas personas se autorechacen a sí mismas, no se valoren lo necesario e incluso prefieran estar solos y aislados del resto.
La violencia y humillación o lo que es más conocido actualmente como bullying ya sea en entornos como escuelas o el hogar hacen que la persona que los sufre se convierta en un adulto con una autoestima baja e incluso tienda a la depresión cargando en una mochila muy pesada todos los recuerdos de las humillaciones que sufrió.
Miedo a lo desconocido producido cuando los padres o figuras de referencia subestiman los miedos del niño y les dicen que no sean cobardes por su miedo por ejemplo al agua, a quedarse solos,… A todos nos ocasiona miedo lo desconocido y a los niños en pleno desarrollo más aún ya que para ellos todo es nuevo. Si no se respeta y se actúa con paciencia, se pueden formar adultos con muchas inseguridades y con miedo a los cambios. Descubre la importancia de las neuronas espejo.
Todas las experiencias influyen en nuestra personalidad y nos modifican por dentro (qué es la neuroplasticidad y la capacidad del cerebro de cambiar). Cuando con el paso de los años volvemos a revivir esa herida emocional que tanto daño nos ha causado, nuestro niño interior vuelve a actuar como si estuviera en peligro y hace que actuemos de una manera que quizás no es la más adecuada.
Las heridas emocionales tienen sus causas en situaciones y problemas vividos en dicha etapa que no fueron superados en su momento; de hecho, muchas de esas vivencias dejan cicatrices en lo más profundo del inconsciente y desde ahí ejercen su influencia sobre la vida diaria, aunque la mayoría de las veces ni siquiera se es consciente de ello.
Cuando revivimos las heridas emocionales, nuestro niño interior actúa como si estuviera en peligro.
¿Qué ocurre cuando sufrimos heridas emocionales por una relación sentimental?
Las heridas emocionales también influyen en las relaciones de pareja. Todos nosotros tenemos un pasado que puede influir para bien o para mal en nuestro presente y en este caso, en nuestra relación sentimental actual.
Al mismo tiempo, se pueden crear heridas emocionales con relaciones de pareja fallidas ya sea por infidelidades, finales trágicos y/o inesperados, periodos de mucho sufrimiento,… lo que puede generar problemas en relaciones futuras. Cuando se ha dejado varias relaciones por diversos motivos, la persona en cuestión va adquiriendo unos miedos e inseguridades en relación consigo mismo en la pareja o con el tipo de parejas que ha tenido, lo que le lleva a posibles dificultades, problemas como por ejemplo dependencia emocional y miedos.
Un paso fundamental es no negar lo que sentimos en cada momento y evitar ocultar nuestras heridas emocionales ya que lo único que conseguimos es hacer nuestras heridas más profundas. En casos así, es importante solucionar los conflictos internos pasados para que no interfiera negativamente en nuestro presente y futuro.
¿Cómo sanar las heridas emocionales?
1. Reconoce tu herida y el dolor que ocasiono. El reconocer el dolor emocional y la herida que lo produce significa ser capaz de definir o describir con precisión tus sentimientos relacionados con el suceso o con la situación, aún cuando hubiere sentimientos de insensibilidad.
El dolor emocional puede definirse como un sentimiento de desesperanza, falta de confianza, culpa, resentimiento, ira, tristeza o no sentir nada en absoluto. También puede significar sentirte diferente con respecto a ti mismo o sentir como si ya no supieras quién eres, con pérdida de la autoestima, la pasión y la confianza.
2. Analiza cuáles fueron las causas que la originaron. Hay muchas razones por las cuales puedes estar emocionalmente herido. Muchas de éstas surgen de malas situaciones o de vivir en ambientes disfuncionales durante la niñez. Otras son el resultado de algún tipo de incidente traumático. Piensa en la situación que desencadena los sentimientos negativos. Pregúntate qué es lo que más te molesta.
3. Déjalo ir. Entra en un lugar tranquilo, cierra los ojos, respira profundamente, mírate a ti mismo volando literalmente sobre la situación o la circunstancia y déjala atrás. Dite a ti mismo en voz alta: “Voy a superar esto”, “aún sigo aquí”, “va a estar bien”.
4. Escribe afirmaciones positivas. Ponlas en notas adhesivas o escríbelas en algún lugar donde puedas ver las palabras. Habla con un consejero profesional, un psicólogo o un terapeuta.