Rezaban los títulos llamativos en revistas o diarios nacionales del país, anunciando un método para tener ese cuerpo perfecto y musculatura completa con tan solo 15 minutos al dia y sin aparatos! Todo esto sucedía en los años 1950 y permanecían en revistas hasta finales de los 1980, principios de 1990.
El secreto, según Charles Atlas, no tenía que ver con algún artefacto, sino con el mismo cuerpo, lo que él llamó “tensión dinámica”, la cual prometía transformar el aspecto del cuerpo con ejercicios específicos que no sólo Pedro Armendáriz copió, sino muchos mexicanos que querían lograr una atlética figura.
“Yo puedo ensanchar sus hombros, fortalecer su espalda, desarrollar su sistema muscular completo por dentro y por fuera. Yo puedo agregar algunos centímetros a su pecho dotarlo de una presión como de tenazas y hacer que sus piernas sean ágiles y poderosas. Puedo darle fuerza a su espinazo, ejercitar esos órganos internos ayudarlo a que llene su cuerpo de vigor energía y vitalidad sanguínea, de modo que no le quede el menor motivo para sentirse débil o perezoso”.
La promesa de Charles Atlas tuvo tanto éxito en su momento, que mucha gente solicitó vía correo su instructivo basado, supuestamente, en su experiencia, pues decía que él era un “alfeñique” que pesaba 44 kilos y “daba pena”, pero después descubrió la “tensión dinámica” que le proporcionó un cuerpo que lo hizo ganar dos veces el título de “El hombre más perfectamente desarrollado del mundo”.
“¿Es usted grueso y blando? ¿Delgado y flojo? ¿Se fatiga usted pronto y no tiene energías? ¿Se queda usted rezagado y permite que otros se lleven las muchachas más bonitas, los mejores empleos, etc?. Sólo deme siete días y le probaré que puedo hacer de usted un verdadero hombre”, prometía.