Para poner en perspectiva lo que veremos hoy, veamos el caso de las reacciones del cuerpo humano : Aquellos con pies sumamente sensibles están demasiado atentos a lo que les sucede a sus pies, tanto que cuando algo tocara inesperadamente el pie generaría una reacción automática para retirar el pie de aquello que lo está tocando.
La misma reacción se puede ver en las ranas, pero con la excepción de que las ranas no necesitan tener cabeza para que suceda la reacción. En caso de dudar esta observación, ver el siguiente video (bajo advertencia!!!) :
Esta pregunta pareciera ser sacada de historias de terror del sigo XIX (19). Realmente esta pregunta tiene respuesta gracias a un neurólogo del siglo 19, David Ferrier que se hizo un experimento para demostrarlo. Una rana con cabeza pero sin cerebro puede interactuar de manera muy similar a una rana con todo su cerebro intacto: Si la volteas boca arriba, la rana se volteara; si le picas los pies, la rana brincara; si la pones en agua, la rana nadara hasta la orilla y trepara en ella. Lo más perturbador de todo es que la rana es capaz inclusive de croar compulsivamente!
¿Qué hace esta abominación posible?
La primera razón de esta abominación estilo Zombie es el poder del acto reflejo, que impulse las cargas eléctricas necesarias para hacer que un musculo se expanda o contraiga automáticamente. La reacción trabaja de manera autónoma sin que el cerebro lo controle – Recordemos el ejemplo del pie sensible de una persona, cuando el pie se retrae del contacto no estamos pensando “Santo Cielo, algo me está tocando el pie, debo quitarlo inmediatamente”, solo decimos “¿Mi pie se ha movido, que lo tocó?”
Es importante notar que este movimiento retráctil automático no se produciría si un humano no tuviera cerebro – simplemente no podemos sobrevivir sin nuestra querida material gris, porque nuestro comportamiento recae enormemente en la retroalimentación que tengamos de nuestro cerebro y viceversa. Aun respirar, que no necesita un control consciente y que se considera como un acto reflejo, está regulado por (y depende de) nuestro cerebro.
Aquí es donde entra la segunda razón: la anatomía relativamente simplista de la rana. La falta de cerebro solamente resulta en la falta de espontaneidad, y Ferrier también notó que si se podía suministrar de energía artificialmente, la rana también continuaría respondiendo a estímulos externos de manera indefinida. Así que lo que necesitan las ranas sin cabeza es energía y este científico se las suministro para que reaccionaran como animales regulares – indefinidamente, o al menos hasta que el científico se aburra de tener un zombie anfibio.
Lo más interesante de todo es que el estudio mostro que las ranas sin cerebro reaccionaban de manera más consistente que aquellas con cerebro, lo que sugiere que el cerebro además de controlar los impulsos también los suprime. Las ranas pudieran moverse mucho más rápido y más efectivamente si su cerebrito no las estuviera deteniendo.